En la foto: proyecto de mapa parlante realizado por estudiantes de 2do semestre del pregrado de la PUCE-Quito como parte del entender los determinantes de la salud-enfermedad y las herramientas de atención comunitaria en un medio urbano.
●●Fragmento tomado del informe preliminar: "en conclusión, a pesar de las diferencias de los centros de salud tanto en zonas rurales cono urbanas, lo que las hace importantes, independientemente de los estratos sociales, es que el personal de los equipos de salud estará siempre dispuesto a brindar sus servicios, aun cuando no se disponga de todo los recursos e implementos. Siempre velar por la comunidad y la salud de sus pacientes".
La atención integral y continuada en salud es una de las
cualidades que ofrece la Medicina Familiar vs. otras especialidades médicas. En
el surgimiento de las especializaciones y subespecializaciones se reconoció la
necesidad de un profesional que no haga distinción de género, patología, etnia,
religión u otras características del paciente. Además de esta cualidad, el
médico familiar dispone de un perfil profesional característico, con rasgos
propios de su especialidad que lo vuelven el "especialista en pacientes"
y que los miren con un enfoque holístico y a sus problemas, manteniendo en ese
campo de visión además a la comunidad y la familia; sin olvidar que es un
profesional de apoyo para todo el equipo de salud y que debe enfocarse en la docencia
e investigación como deber académico, moral y de reciprocidad con su paciente y
su especialidad.
Si reconocemos que el médico de familia es
un especialista con visión generalista, es una oportunidad para que pueda
formar médicos generales con esta misma visión. Además, al ser la puerta de
entrada al sistema de salud, hace que la cantidad de pacientes y patologías con
las que tiene contacto sea más representativa que lo que ocurre en un medio
específico como en el modelo hospitalocentrista, en el cual solo se puede
conocer acerca de una población determinada. Se ha denominado "sesgo
biologicista" a la formación de pregrado enfocada en el 2do y 3er nivel de
atención, mientras que la demanda de la mayoría de la población está
concentrada en el primer nivel. La incorporación de médicos familiares a la
formación del pregrado en medicina ha sido una decisión pragmática y que ha
llevado (costado en algunos casos?) años de lucha, junto con el reconocimiento
de la especialidad.
Incluir en las mallas curriculares actividades de atención
primaria y preocuparse de la formación en comunicación y relación alumno-paciente
fortalece de igual forma la relación entre el docente y el estudiante; mientras
más temprano se dé el contacto del alumno con la comunidad va a ser mejor su
motivación y la influencia que puede generar el médico de familia. Valga
mencionar que no todo depende del medio, también depende del profesional-tutor (cualidades
de un buen docente):
- Motivación dedicación y Decisión
- Empatía y Comprensión
- Responsabilidad y Preocupación
- Flexibilidad y Cooperación
- Creatividad y Cautivador (motivador)
En el caso de Ecuador, la Pontificia
Universidad Católica de Quito, ha incorporado el contacto comunitario y con la
Medicina Familiar; en el pregrado mediante el estudio de la atención primaria y
los determinantes de la salud en la propia comunidad (IDIS Integración Docencia
y Servicio), los casos clínicos con manejo integral (ABP Aprendizaje Basado en
Problemas) y el fortalecimiento de aspectos biopsicosociales subjetivos para el
estudiante. En el postgrado recientemente se suma a lo anterior, la docencia impartida
por médicos de familia en un tronco común de 10 especialidades médicas en las cátedras
de gestión, prevención, promoción y medicina basada en la evidencia. No podría
concluir sin nombrar que la PUCE mantiene vigente el postgrado de Medicina
Familiar alrededor de 20 años generando profesionales de calidad humana,
personal y profesional.
Mucho trabajo por hacer, la excelencia
académica como un norte, pero la enseñanza centrada en nuestros pacientes el
todo ideal.
Mientras los médicos sigamos viendo enfermedades y olvidemos al
enfermo como una unidad biológica, psicológica y social, seremos simples
zapateros remendones de la personalidad humana. Ramón Carrillo
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